sábado, 24 de octubre de 2009

Las Aventuras de Fran (continuación 2)

Fran no podía creerse lo que estaba ocurriendo. Pero tenía que encontrar a su hermana, así que entró en el espejo. Cuando se encontraba dentro se quedó quieto observando el paisaje, y se dio cuenta que era el mismo que el de fuera del espejo. Al fondo había una montaña muy alta, y delante podía verse una farola iluminada y un banco a su lado. ¡Era el parque donde jugaba siempre!
De repente escuchó a alguien toser, era una voz muy fuerte que se oía tras él. Fran se dio la vuelta y vio una sombra en el banco. Muy asustado fue acercándose lentamente, y empezó a ver con más claridad la cara de un anciano. Era una cara redonda y llena de arrugas, con la nariz y los ojos pequeños, y tenía cara de gruñón. ¡No!, de muy gruñón.
El niño se armó de valentía y le dijo al anciano: - Hola, soy Fran. ¿Podrías decirme dónde estoy? Es que no encuentro a mi hermana y creo que podría estar aquí.
Entonces el anciano se levantó del banco, y mirando a Fran dijo: - Yo soy Gregorio, y lo siento pero no puedo ayudarte, no he visto a ninguna niña en este parque. Gregorio se dio media vuelta y desapareció en la niebla.
Pero Fran sabía que aquel hombre con cara de cascarrabias le había mentido porque, mientras hablaba con él, vio que llevaba en el pelo el lacito de su hermana Lucía.

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