jueves, 10 de diciembre de 2009

continuación historia de fran

TEXTO ESCRITO POR BRYAN PÉREZ HERRERO:


Fran no se dio por vencido, y continuó buscando por todos los rincones de aquel parque. Mientras caminaba, sin orientación y cansado, oyó la risa de la pequeña Lucía, desorientado comenzó a llamarla:
- ¡Lucia! ¿Dónde estás?

Pero nadie le respondía. Fran seguía oyendo la risa de su hermana y sin saber a donde ir ni que hacer andaba por todo el parque. Al fondo de una zona con árboles, oscura y con niebla, escondido volvió a ver al viejo Gregorio, y sin dudarlo se armó de valentía y fue en su búsqueda.
- Hola Gregorio, ¿Qué haces aquí?, no consigo encontrar a Lucía ¿la has visto?- dijo con un poco de miedo.
- No, no la he visto … rió con un cierto tono de maldad.
- Por favor, ¿sería tan amable de ayudarme a buscarla?
- Solo te diré una cosa, para encontrar a Lucía, tendrás que pasar unas pruebas, unas duras pruebas. Dijo Gregorio riéndose.
- ¡La tienes tú! ¿dónde la tienes? ¡suéltala!
- … Con esa actitud no vas a conseguir nada. ¿Qué te hace pensar eso, pequeño?
- En tu cabeza tienes el lazo que le regaló mi madre a Lucía.
- JAJAJA … muy observador granuja.
- ¿Qué tengo que hacer para recuperarla?
- Tendrás que …

viernes, 13 de noviembre de 2009

5 POETAS HISPANOAMERICANOS EN SUS TEXTOS

La semana que viene hacen un curso gratuito en la Facultad de Filosofía y Letras (Salón de Grados del edificio C), van a hablar de cinco poetas analizando alguna de sus obras. Son Ruben Darío, Vicente Huidobro, César Vallejo, Pablo Neruda y Jorge Luis Borges.

Si os interesa sólo hay que enviar los datos personales a este correo:
centro.benedetti@ua.es

(nombre y apellidos, dirección, DNI, mail y teléfono).

Por asistir al 80 % del seminario dan un diploma expedido por el CEMAB (centro de estudios iberoamericanos Mario Benedetti).

Así que si a alguien le interesa ahí queda eso.

Salu2

jueves, 29 de octubre de 2009

La muerte de Gregorio II

…Una sola mirada al rostro congestionado de Gregorio bastó a Fran para darse cuenta de que algo no marchaba bien. Un escalofrío recorrió impunemente su piel, mientras se aproximaba a paso acelerado hacia el banco donde se encontraba el anciano. Gregorio, que sostenía la nota en sus temblorosas manos, fijó su mirada desesperada en la cara de Bruno, el perro. Fran se dio cuenta de que Lucía no estaba por los alrededores y empezó a atar cabos gracias a su desarrollada intuición.

Repentinamente, Gregorio se levantó del banco bruscamente y agarró a Fran por la solapa de la chaqueta.

-¡El perro! ¡el perro!...¡Fran, por favor!...¡el perro!...

­­-Tranquilízate Gregorio y dime, ¿Qué es lo que ha pasado?¿Dónde está Lucía?-insistió Fran.

-¡Ya no está!...¡se la han llevado!...-contestó Gregorio entre sollozos.

Fran agarró la nota que yacía en el suelo y que había visto antes en las manos de Gregorio. Mientras leía esta, una sombra de duda apareció en su rostro. Al acabar de leerla fijó su mirada en Bruno. Este, al saberse observado, miró a los rostros desafiantes de Fran y Gregorio y, frunció el entrecejo; sí, ya se que los perros no hacen esto, pero no hemos dicho nada de que Bruno no sea un perro especial…

sábado, 24 de octubre de 2009

Las Aventuras de Fran (continuación 2)

Fran no podía creerse lo que estaba ocurriendo. Pero tenía que encontrar a su hermana, así que entró en el espejo. Cuando se encontraba dentro se quedó quieto observando el paisaje, y se dio cuenta que era el mismo que el de fuera del espejo. Al fondo había una montaña muy alta, y delante podía verse una farola iluminada y un banco a su lado. ¡Era el parque donde jugaba siempre!
De repente escuchó a alguien toser, era una voz muy fuerte que se oía tras él. Fran se dio la vuelta y vio una sombra en el banco. Muy asustado fue acercándose lentamente, y empezó a ver con más claridad la cara de un anciano. Era una cara redonda y llena de arrugas, con la nariz y los ojos pequeños, y tenía cara de gruñón. ¡No!, de muy gruñón.
El niño se armó de valentía y le dijo al anciano: - Hola, soy Fran. ¿Podrías decirme dónde estoy? Es que no encuentro a mi hermana y creo que podría estar aquí.
Entonces el anciano se levantó del banco, y mirando a Fran dijo: - Yo soy Gregorio, y lo siento pero no puedo ayudarte, no he visto a ninguna niña en este parque. Gregorio se dio media vuelta y desapareció en la niebla.
Pero Fran sabía que aquel hombre con cara de cascarrabias le había mentido porque, mientras hablaba con él, vio que llevaba en el pelo el lacito de su hermana Lucía.

Las Aventuras de Fran (continuación)

La mañana en la que desapareció Lucía a través del espejo, Fran se encontraba como todas las mañanas en la escuela aprendiendo un sin fin de cosas nuevas y cuando llegó a casa se dio cuenta de que su hermanita no se encontraba allí (algo muy extraño ya que la pequeña Lucía al ser un bebé no podía salir de casa sola).
Fran se pasó todo el día buscándola, pero nada, ni un rastro de Lucía hasta que de pronto, recordó que su hermana muchas veces le había visto utilizar su espejo y que quizás lo había utilizado.
Corrió desesperado a por el espejo y cuando se puso delante de el, el espejo le mostró como su hermana se había convertido en un fantasma.

sábado, 17 de octubre de 2009

Las aventuras de Fran II

Era temprano y Fran aun no se había despertado, Lucía en la habitación de al lado empezaba a intentar escapar de su cuna, una cuna milenaria, que antes había sido la cuna de Fran, y aunque nadie sabe exactamente desde cuando estaba allí, el abuelo hablaba siempre de historias que partían y llegaban a ella.

Aseados, bien peinados y dispuestos a tomar el desayuno que el abuelo había preparado corrieron a sentarse junto a él, estaba siendo un final de verano extraordinario. El abuelo les dejaba ir a la cueva todos los días, estaba unos metros alejada de la casa tan solo, y como vivían en el campo no había ningún tipo de peligro para los niños, la cueva era bien conocida por Gregorio, el abuelo siendo pequeño la descubrió, convirtiéndola en su propio rincón de juegos.

Las horas pasaban entre aventuras imaginarias que solo ellos comprendían. Lejos de las patadas al balón y del resto de niños de la zona, Fran y Lucía siempre tenían la cabeza en otros mundos.

Fran terminó antes que su hermana y corrió hacia su lugar preferido, el abuelo gritaba por la ventana:

“¡Fran!, ¡Ten cuidado y no corras tanto, espera a tu hermana!”

Lucía se apresuró para alcanzarle, pero Fran era como una bala, quiso esconderse junto a la entrada de la cueva para dar un susto a Lucía, era habitual que se gastaran bromas a todas horas entre ellos, siempre se lo tomaban con buen humor. Era un lugar especial, podría decirse que era como un paisaje de montaña mágico, con muchas rocas y ninguna vegetación, donde a la sombra hacía frío y al sol se estaba muy a gustito. Sobre la entrada de la cueva estaba el único árbol que existía. Lucía entró a toda velocidad, pasó de largo y llegó unos metros más adentro, tropezó y

¡zas!

Desapareció.

Fran no podía creer lo que había visto, la estela de Lucía y de repente, él sólo, rodeado de silencio. Reconoció en el rincón donde Lucía desapareció su espejo. Pero, ¿podía ser cierto?, ¿esas voces?, ¿podían salir del espejo?

miércoles, 14 de octubre de 2009

Las aventuras de Fran

Había una vez, en un pequeño poblado de Sierra Escalona, una cabaña en la que vivía Francisco - o como le gusta que le llamen Fran- con su hermana pequeña, que era todavía un bebé Lucía.

Fran, era un chico muy tímido, aunque cuando jugaba a sus juegos favoritos, era el mas travieso del mundo.

Fran al que no le gustaba jugar al fútbol como los demás niños de su pequeño pueblo , jugaba siempre con un espejo que encontró un día en un cueva cerca de su pueblo

El secreto de aquel espejo era que cuando Fran ponía enfrente de el, él se transformaba en un pequeño fantasmita que vivía aventuras inimaginables al otro lado. Pero un día la pequeña Lucía se escapó de casa y acabó atravesando el espejo....